Hacía tiempo que no venía por aquí. Esto del «veroño« está siendo complicado para mí. Tanto buen tiempo en pleno mes de octubre me desorienta. Ya no sé en qué estación estoy, si es octubre o julio… No sé qué ponerme, ¿iremos a la playa o a por castañas? Hoy he estado pensando en comprar helado camino del super, justo a la altura del puesto de castañas asadas. Una locura.
Pero este sol se agradece. Mucho, de verdad. A pesar de los catarros y los mocos sin fin. Con esta receta quiero despedir como se merece al dichoso «veroño«, a los últimos coletazos de un verano que nunca acabó de llegar y que parece que tampoco se quiere marchar del todo (¡qué tío el verano este!). Es un bizcocho que os recomiendo encarecidamente. Por esponjoso, por sabroso y por ligero. No os lo perdáis, si lo no cocináis ¿¡estáis locos o qué!? 😉

INGREDIENTES
200 g de harina integral de trigo
1 sobre de levadura química
4 huevos medianos
120 ml de leche
60 ml de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
150 g de queso fresco de cabra
150 g de tomates cherry
1 lata de anchoas en aceite de oliva

Tamizad la harina junto con la levadura y reservar.
Para no perder tiempo podéis encender el horno, justo en este momento, a 180º con calor envolvente.
Cortar en dos los tomates cherry, ya lavados y secados con papel de cocina. Trocead el queso fresco de cabra en forma de cubitos no demasiado pequeños. Retirad el aceite de oliva de la lata de anchoas, pero ¡no lo tiréis!, puesto que lo vamos a utilizar para elaborar el bizcocho. Picar los filetes de anchoas en trozos medianos.
Batir los huevos enérgicamente y añadid la leche (desnatada en mi caso), el aceite de las anchoas y el AOVE (por ese orden), mezclando todo bien. Sumar a esta mezcla los tomates, el queso y las anchoas y removed hasta que todo quede bien repartido.
Por último, agregad la harina y levadura tamizadas, y mezclar todo bien.

Verter la masa en un molde tipo plumcake, engrasado con AOVE previamente. Hornead durante 40 minutos aproximadamente. Ya sabéis que dependerá del horno que tarde más o menos en cocinarse. Para comprobar que está hecho, una vez pasada media hora, introducid un palillo o similar en medio del bizcocho. Si está seco ya está listo.
Para desmoldarlo esperar unos diez minutos o hasta que esté caliente, pero no queme. Es importante que dejéis que se enfríe sobre una rejilla o similar, para que la parte de abajo no «sude» y estropee todo vuestro trabajo.
Queda riquísimo, y vale tanto como entrante como para la merienda. Si apostáis por lo primero, acompañadlo de ensalada verde y veréis qué rico.
Bon profit, bo proveito, que aproveche!
Este si que lo hago, ya te diré como me sale.
Me gustaLe gusta a 1 persona