¡Ay, qué nervios! Yo empiezo nuevo curso bloguero y la miniBizpi el «cole de mayores». Bueno, he de confesar que me pone más nerviosa lo segundo que lo primero, la verdad. El primer día de cole es muy, muy especial y, creedme, que yo de eso sé un poquito. Viviendo de aquí para allá durante mi infancia tuve muchos de eso primeros días y siempre… ¡me dolía la barriga! El resultado de una masa perfecta: kilo y medio de nervios + cuarto y mitad de timidez. Pero, bueno, luego siempre hacía amigos y apetecía ir a clase, así que le daremos un tiempo a la enana para que nos sorprenda entrando tan pancha en el cole sin ni siquiera mirar para atrás (estoy cruzando los dedos en este momento).
Mientras tanto me pondré nerviosa buscando el dichoso mandilón o baby de rayas verdes y me volveré loca «bordando» su nombre a mano en él. Menos mal que hay amigas manitas dispuestas a echarte una mano… o a bordártelo ellas mismas si con tus zarpas no eres capaz. ¡¡Va por ti Mavilyn!!
Seréis muchos los que os encontréis con esta tesitura, o la de la vuelta al trabajo que tampoco se queda a la zaga, así que me salgo de lo habitual en este blog y os presento la versión 3.0 (es lo que me ha costado conseguir el punto perfecto) de estas golosinas caseras de frutas totalmente personalizables al gusto del consumidor o consumidores. ¡Vamos al tajo!

INGREDIENTES
200 g de puré y zumo de frutas al gusto (en mi caso puré de plátano, manzana y zumo de naranja)
100 ó 200 g de edulcorante de frutas (o azúcar, o sirope, o melaza…)
1 sobre de 20 g de gelatina neutra
100 g de leche de avena (o soja, o almendras, o vaca…)
1 sobre de 2 g de agar agar
Una cucharadita de aceite de girasol

Mezclad bien el puré de frutas, el edulcorante seleccionado (la cantidad la dejo a vuestra elección, si sois muy de dulce los 200 y si sois como yo, que estoy intentado evitar el azúcar en la medida de lo posible, 100) y el sobre de gelatina en un cazo.
Engrasar ligeramente los moldes que vayáis a utilizar con aceite de girasol, para que luego sea más fácil desmoldar. Yo suelo usar moldes para cubitos (de silicona van genial), pero podéis usar un molde más grande y luego dar forma a las golosinas con un cortapastas, como prefiráis.
LLevar a ebullición y cocer a fuego lento durante cinco minutos, removiendo constantemente.
Mientras, mezclad el agar agar con la leche de avena, para que no queden grumos, y cuando hayan pasado los cinco minutos añadidlo a la gelatina con la fruta y remover muy bien.
Cocer a fuego lento otros cinco minutos.
Verted sobre los moldes y dejar enfríar en la nevera durante dos horas, más o menos.

La consistencia de estas golosinas no tiene nada que ver con la que compráis en cualquier tienda de chuches, pero seguro que a vuestros peques o a vosotros mismos (¡golosos!) os encantarán. Además os aseguráis de que comen/coméis algo sano. Podéis darle un toque especial rebozándolas en agua con un poco de azúcar. Y si os gusta, ya sabéis, difundid la receta no seáis egoístas, anda.
¡Espero que os gusten! Bon profit, bo proveito, que aproveche!